La paciente inició bipedestación y deambulación asistida con muletas a las 24 horas. A la semana inició bicicleta estática, a las 2 semanas ejercicios dentro del agua, a las 10 semanas inició la carrera continua suave, a las 14 semanas los entrenos en equipo y a las 16 semanas se reincorporó completamente al juego y la competición al mismo nivel que tenía antes del cuadro doloroso.
Tras la intervención quirúrgica, ambos pacientes recuperaron de forma completa la movilidad de la articulación (flexión 140°, rotación interna 40° de forma simétrica) alcanzando el mismo nivel de Tegner previo a la lesión.
Discusión
Ambos casos presentados demuestran cómo la clínica de AFA se puede producir en ausencia de deformidades radiológicas. Estos casos van en consonancia con estudios previos de casos aislados(6)(7). La localización de las lesiones presentes en el pinzamiento de partes blandas se ubica, a semejanza de las lesiones del AFA clínico, en la región anterolateral del labrum impactando sobre el cartílago acetabular.
El primer caso no requirió sutura labral, dado que no presentaba ningún tipo de inestabilidad del complejo condrolabral. Tampoco se observó ningún choque y no requirió osteoplastia. En el segundo caso sí que fue necesario reanclar el labrum y se realizó una moderada osteoplastia femoral, de la misma forma que se lleva a cabo en los casos habituales de AFA.
Notzli describe el angulo alfa en resonancia magnética como factor de riesgo del AFA(8). Los casos presentados con esta situación subradiológica nos llevan ante un ángulo alfa por debajo de los 55° que se considera patológico(8)(9)(10)(11) apoyando el trabajo de Rakhra que describe el infradiagnóstico del angulo alfa con radiología convencional(11). Las causas por las que se presenta clínica de AFA en ausencia de deformidad radiológica pueden ser varias. En primer lugar, hemos observado en ambos casos una hipertrofia de tejido sinovial, de características hiperémicas, que no se observa ni en radiología simple ni en resonancia magnética, pese a tratarse de partes blandas. Segundo, es obvio que a nivel radiológico simple no controlamos todos los ángulos e incluso en resonancia puede ser fácil no detectar algunos de los cortes donde pueda producirse la deformidad(12), por lo que es posible que no seamos capaces de observar la pérdida de esfericidad. Tercero, los pacientes son deportistas de alta demanda en sus caderas y, por ello, asumimos que ambos casos realizan una alta solicitación secundaria a su deporte(13) y ello podría explicar que la manifestación clínica se produce de forma muy precoz. De todos modos, se han descrito casos similares en pacientes no deportistas(6).
Por último, puede ser lógico que los pacientes no requieran una gran deformidad para generar un AFA y podamos plantearnos que para generar un AFA se requiere una angulación menor y no se necesita llegar a los 50 o 55° que se consideran en la mayor parte de los estudios(8)(14) como cifras que son patológicas. En esta línea, si combinamos pacientes con alta demanda de movilidad de su cadera con leve crecimiento de sus partes blandas, es probable que podamos encontrar puntos donde puede llegar a pinzar la estructura femoroacetabular y lesionarse el complejo condrolabral, con presencia de deformidades subradiológicas en las zonas donde aparece el dolor(15).
No obstante, este trabajo tiene varias limitaciones. En primer lugar, se describen únicamente 2 casos de una serie limitada de artroscopia de cadera en una población muy específica. De todos modos, la población de futbolistas sometida a cirugía artroscópica no es muy frecuente. Existe una revisión de este tipo de pacientes publicada por nuestro grupo donde este punto ya se manifiesta(16) En segundo lugar, nuestra valoración sobre este pinzamiento de partes blandas (soft AFA) tiene un componente subjetivo que, a pesar de corroborarse quirúrgicamente, no podemos objetivarlo desde un punto de vista numérico ni clasificarlo de ninguna forma, por lo que se encuadra en un plano de la experiencia del equipo quirúrgico. De todos modos, y a pesar de dichas limitaciones, se trata de un problema importante que debe ser tenido en cuenta en el momento de la valoración de pacientes con estas características, aunque lo consideremos de un menor nivel de evidencia científica.
Conclusiones
La ausencia de signos radiológicos no descarta la presencia de patología femoroacetabular que, a pesar de ser muy poco frecuente, debe estar presente en nuestro diagnóstico diferencial de dolor de cadera.