Apreciados/as amigos/as y socios/as:
Después de un periodo de dificultades por el entorno derivado de la pandemia, en septiembre de este año pudimos celebrar nuevamente el congreso de nuestra sociedad de manera presencial en Palma de Mallorca, donde tuvimos la alegría de podernos saludar nuevamente todos nosotros.
En dicho congreso, durante la celebración de la asamblea general, uno de los socios presentes interpeló a la Junta Directiva en cuanto a la existencia de la REACA, ya que significaba un importante gasto el hecho de mantenerla. Quiero agradecer a este socio haber manifestado su inquietud al respecto, ya que me permite poder escribir este editorial.
El hecho de mantener la revista es una cuestión recurrente que se ha ido planteando en todas las Juntas Directivas de las que he formado parte y, en todos los casos, se ha decidido seguir con el proyecto para no terminar con su recorrido.
Es cierto que seguir editando REACA tiene un coste, a pesar de que en los últimos años se han tomado decisiones para reducirlo, como por ejemplo pasar del formato en papel al digital.
Originalmente, la REACA se llamaba Cuadernos de Artroscopia y nació como órgano de expresión científica de la recién creada AEA, de la que el próximo año celebraremos el 40 aniversario. Los diferentes directores de la revista han hecho un trabajo encomiable y han contado siempre con el apoyo de un Comité Editorial responsable de la selección y revisión de los manuscritos recibidos.
Una de las mayores dificultades que ha tenido la revista en los últimos años ha sido la recepción de manuscritos para poder ser publicados, ya que, a pesar de los esfuerzos de los directores y comités editoriales respectivos para animar a los profesionales de nuestro entorno en enviar artículos originales, el hecho de no ser una revista indexada y de su poca visibilidad dificultaba enormemente la recepción de dichos manuscritos.
Y es en este punto donde uno se plantea si realmente es conveniente mantener la REACA o bien destinar sus recursos a otros objetivos.
En el momento de acceder al cargo de presidente de la AEA, tuve muy claro que la REACA se debía no solo mantener, sino potenciar como herramienta científica para la comunidad artroscópica. Para ello, confiamos el proyecto al Dr. Miguel Ruiz Ibán, actual director de REACA, quien propuso una hoja de ruta de 4 años con el objetivo final de su indexación, así como su autofinanciación.
Siempre he pensado que, aunque nuestro nivel técnico en artroscopia es absolutamente equiparable a cualquier otro país, no nos creemos lo nuestro y opinamos que no tenemos nada que hacer frente a otros “competidores” mucho más visibles y a la vez indexados, por lo que nuestros manuscritos originales de un alto valor científico sirven para mejorar otras revistas.
Evidentemente, si queremos recibir más originales, nosotros somos los primeros que tenemos que creernos que REACA es una muy buena revista. Para ello, el director actual cuenta con un Comité Editorial encargado de las revisiones de los manuscritos recibidos, con el ánimo de no rehusar ninguno, sino mejorar todo lo posible los originales que se reciban para aumentar el valor científico de la publicación. También se están traduciendo los artículos al idioma inglés, condición indispensable para conseguir la deseada indexación.
Igualmente, bajo el paraguas de REACA se ha creado la “Escuela de Autores”, herramienta que servirá para ayudar a los profesionales jóvenes que quieran empezar a publicar a hacerlo de la manera más correcta posible.
Pero todo este esfuerzo será estéril si todos nosotros no creemos que la REACA puede ser una revista comparable a cualquier otra que actualmente veamos como superior. Si no nos valoramos nosotros mismos, nadie lo hará.
Por todo lo expresado anteriormente, estamos plenamente convencidos de que REACA tiene que ser una de las herramientas más importantes de la AEA para cumplir su misión, que no es otra que divulgar y promover el conocimiento de la artroscopia entre los profesionales de nuestro entorno. Para ello, apostamos firmemente por este proyecto y estamos seguros de que con vuestra colaboración podremos estar orgullosos de conseguir una revista plenamente normalizada y de excelente nivel científico.
Un fuerte abrazo,
Dr. Francesc Soler
Presidente de la AEA