Discusión
La infección es una complicación poco frecuente tras una plastia de LCA, con una incidencia de entre el 0,3 y el 1,7%; la mayoría de ellas son bacterianas, siendo las de causa fúngica muy raras(1).
La mucormicosis es una enfermedad producida por un grupo de hongos filamentosos saprófítos ubicuos llamados Mucorales (Rhizopus spp., Mortierella spp., Absidia spp., Mucor spp.) que se encuentran en el suelo y la vegetación descompuesta(1). Es muy rara en pacientes inmunocompetentes, afectando sobre todo a pacientes inmunodeprimidos(2). La vía de entrada habitual de este germen son las fosas nasales y, desde allí, alcanza los senos paranasales, la órbita y el cerebro, pudiendo diseminar en ocasiones a otros órganos como los pulmones. Puede provocar trombosis extensas debido a la gran capacidad de invadir vasos sanguíneos. Tiene una mortalidad del 25-85%. Lo más frecuente es la afectación rinocerebral, pulmonar, cutánea y gastrointestinal. La afectación ósea es rara; suele aparecer en el contexto de una cirugía o traumatismo y provocar grandes destrucciones óseas con un curso indolente.
En nuestro caso, no llegamos a conocer el origen del germen; dado que el paciente tenía gatos, quizás el contacto de éstos con vegetación descompuesta pudiera ser el origen del mismo, sumado a los episodios de leucopenia tras circunstancias de estrés que pudimos constatar analíticamente, aunque no encontramos patología alguna en los estudios realizados.
Existen en la literatura 10 casos de infecciones fúngicas tras plastia de LCA; de ellas, 6 fueron debidas a Rhizopus(1)(2)(3). Además, ha sido publicado en 2014 un caso de infección por Rhizopus tras una meniscectomía artroscópica por el grupo del Dr. Garces en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander(4).
El tratamiento esta debatido, pero parece claro que lo más importante es realizar un desbridamiento radical de todo el tejido necrótico e infectado y después una larga terapia con antifúngicos, intravenosos al inicio, para continuar después por vía oral. En la mayoría de los casos se comienza por anfotericina B intravenosa durante 3 semanas y después se pasa a voriconazol o posaconazol oral hasta completar 3 meses de tratamiento(4).
En nuestro caso, solamente se utilizó anfotericina B durante 6 semanas, ya que el caso es del año 2005 y en la bibliografía revisada entonces era el tratamiento más extendido(2).
En cuanto al tratamiento quirúrgico, parece que sería beneficioso en la mayoría de los casos realizarlo en dos tiempos. Existen espaciadores de cemento impregnados de antifúngicos como voriconazol o anfotericina, que se utilizarían en estos casos para sustituirlos por el implante definitivo una vez curada la infección. Ya que, aunque no fue necesario en nuestro caso, es frecuente tener que realizar técnicas complejas como artroplastia o artrodesis de rodilla debido a las secuelas de la misma tras la infección(4).
Conclusiones
La mucormicosis es una infección rara en pacientes inmunocompetentes. Es muy importante realizar un diagnóstico precoz de esta patología para lograr la curación y evitar secuelas importantes.
En caso de infecciones de curso tórpido, con cultivos negativos para bacterias o con cultivos positivos pero con mala evolución al tratamiento, debemos pensar en otro tipo de microorganismos, como hongos, ya que un cultivo positivo para bacterias no excluye la concurrencia de hongos.
Lo más importante en el tratamiento es un desbridamiento precoz del tejido infectado y necrótico y una terapia prolongada con antifúngicos.
Agradecimientos
Me gustaría dar las gracias al Dr. José María Lomo Garrote, tanto por la aportación de este caso, que tantas horas de sueño le ha robado, como por su paciencia y su ayuda diaria en mi proyecto de ser traumatóloga; es un placer trabajar al lado de un gran maestro como él.