El dolor acompaña al hombre desde el inicio de su existencia. Parafraseando a Miguel de Unamuno (1864-1936): “El dolor es la sustancia de la vida y la raíz de la personalidad, pues solo sufriendo se es persona”. Pero en determinados momentos se convierte de aliado y forjador del carácter en enemigo que reduce al hombre a la desesperación y a la oscuridad: “El dolor, cuando no se convierte en verdugo, es un gran maestro” (Concepción Arenal, 1820-1893).
Hoy sabemos que la sensibilización periférica y la sensibilización central ocasionan la transformación del dolor-síntoma en dolor-enfermedad.
El dolor neuropático es muy frecuente y está causado por múltiples etiologías: traumáticas (quirúrgicas), degenerativas, reumáticas, infecciosas…, incluso en un tanto por ciento sin causa evidente.
Es fundamental diagnosticarlo. Sun Tzu (722-481 a. C.), en El arte de la guerra comenta: “Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro; si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, perderás una batalla y ganarás otra; si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla”. Solo se diagnostica lo que se sabe.
Es necesario identificar la alodinia y la hiperalgesia como faros que nos orientan en el diagnóstico del dolor neuropático, siendo una obligación y un deber moral para el médico saber detectar el dolor neuropático y tratarlo. Curar, aliviar y, en último extremo, consolar son desde antaño la noble función de nuestra profesión, que tantos buenos y malos ratos nos da. “No siempre está en manos del médico el poder curar al enfermo; pues muchas veces la fuerza del mal es superior a toda ciencia y arte” (Publio Ovidio Nasón, 43 a. C.-18 d. C.).
El tratamiento debe ser multimodal y con perspectiva multidisciplinaria.
Un médico será bueno si trata la patología correctamente, pero solo llegará a ser excelente si trata al paciente-persona correctamente.
La traumatología busca restituir la función y aliviar el dolor, para devolver a la persona a su ser. Su ser biológico, psicológico y social.
Espero que encuentren aquí las herramientas para aliviar a sus pacientes con dolor perioperatorio y que les sean de utilidad para minimizar el dolor neuropático posquirúrgico.
Dr. Luis Javier Roca Ruíz
Unidad de Hombro. Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología.
Hospital Universitario Virgen Macarena. Sevilla