Como viene siendo tradicional, estas líneas se reservan al que durante los próximos 2 años va a tener el honor de dirigir esta Sociedad, y ahí va.
«Sarna con gusto no pica» dice el refrán y debe ser verdad, a pesar de que en ocasiones se nos olvida el motivo de ser y de su continuidad, y el futuro tan esperanzador que seguro está por llegar, posiblemente por no saber mirar atrás y volver a los orígenes, donde un «grupo de amigos» comenzaron a poner los cimientos que se han ido consolidando con más y más amigos.
Este Presidente quiere retomar ese espíritu que el tiempo va difuminando: sin aspavientos, pero de manera firme. Me acompaña en este viaje la mejor Junta que podría haber soñado, y con la seguridad de que el futuro presidente coge el timón conmigo remando hacia el mismo horizonte.
El potencial humano de que disponemos, con tantos amigos de reconocido y asentado prestigio va creciendo «a paso ligero» con gente joven que aporta una frescura y unas ganas, que nos traen aromas de ese espíritu y a los que tenemos la obligación de entregarles una Sociedad científicamente al día y con mentalidad de grupo abierto, pero no a cualquier advenedizo, tolerante pero ajustada a unas reglas y celoso guardián de un bagaje que todos los expresidentes con sus respectivas juntas han ido dando cuerpo hasta la realidad espléndida que hoy nos ha sido encomendada.
Gracias a las comunicaciones actuales y al menor «handicap» que supone el idioma, es el momento de ir creando unas bases sólidas de entendimiento e intercambios con Sociedades de otros países, vecinos o no. Esta es una de mis prioridades. Pero no nos equivoquemos; para que seamos respetados y tenidos en cuenta por los demás debemos de comenzar a respetamos nosotros mismos. Debemos elevar el listón en la aceptación de trabajos científicos, siendo estrictos en el cumplimiento de los horarios en las presentaciones y dejar de creer que todo lo bueno viene de fuera.
Por supuesto, asentar los logros previos: nuevo reglamento de congresos, concesión de becas en centros nacionales y extranjeros, cursos prácticos (pronto itineranres), potenciación de la revista y página web, consolidación de la economía, etc., son de máximo interés.
El «espíritu AEA» al que invoco nos debe hacer mirar de frente al futuro con el orgullo de un soberbio pasado, al pasar de un «pedigree» de categoría a unas sólidas escrituras de valor incuestionable.
Un fuerte abrazo de vuestro amigo y presidente, en ese orden.
Dr. Manuel Díaz Samada
Presidente AEA