En este número aparece un interesante trabajo sobre la utilidad de la artroscopia en el tratamiento de la rigidez de hombro. El interés proviene no sólo del espinoso tema que aborda, sino también de los autores: un ramillete de los especialistas más prestigiosos en cirugía artroscópica de hombro y la Sociedad Francesa de Artroscopia.
La rigidez de hombro ha sido siempre un tema debatido por el escaso conocimiento que sobre la etiopatogenia de este proceso tenemos aún, la confusión que las distintas denominaciones ha introducido y los malos resultados que han acompañado a la movilización forzada de esta articulación.
Buscando una alternativa al largo y desesperante tratamiento fisioterapéutico, y animados por los excelentes resultados de las artrolisis artroscópicas a nivel de la rodilla, esta técnica se ha empezado a indicar en la articulación del hombro en aquéllos casos refractarios a la rehabilitación. Sorprende, en cierto modo, la cautela con la que esta técnica se emplea en esta localización, si tenemos en cuenta que al igual que ocurre en la rodilla y con mucho más motivo, esta técnica no es ciega, permite visualizar el interior de la articulación y quizás descubrir el origen de la rigidez, y tiene un menor índice de complicaciones frente a las movilizaciones ciegas, evitando las lesiones de estructuras periarticulares y, lo que quizás sea más importante por ser menos evidente, las que pueden producirse a nivel del cartílago hialino por las enormes presiones generadas a lo largo de una movilización.
En el desarrollo del trabajo, los autores, dando muestra de la reputada pedagogía francesa, definen tres grupos etiológicos y matizan las indicaciones de la técnica artroscópica en cada uno de ellos. La correcta indicación lleva a unos buenos resultados en cerca del 70% de los casos, sin haber tenido que lamentar complicaciones en esta serie.
Estos resultados, respaldados por el hecho de tratarse no sólo de la experiencia de un determinado grupo de trabajo sino de un estudio multicéntrico que representa a toda la Sociedad Francesa de Artroscopia, nos deben animar a incluir esta técnica en nuestro arsenal terapéutico, aunque como toda innovación deberá probar los resultados a más largo plazo.
Queremos finalizar deseando, en nombre de la Asociación Española de Artroscopia, una pronta recuperación a uno de los firmantes del trabajo, el Dr. H. Dorfmann, que recientemente sufrió un desgraciado accidente.
Dr. Javier Vaquero
Redactor Jefe de la revista Cuadernos de Artroscopia