Estimados colegas:
Es un placer dirigirme a ustedes en este último número del año 2023, deseándoles un próspero y saludable año nuevo.
En tiempos de pandemia y conflictos geopolíticos por doquier, es valioso recordar que no solo la vida y la política están sujetas a ciclos, sino también nuestra profesión. En esta ocasión, al abordar los ciclos ortopédicos, destacamos el momento de esplendor que están viviendo las osteotomías alrededor de la rodilla, expandiéndose más allá de los planos coronal, axial y sagital, capturando un espacio cada vez más significativo en congresos y revistas(1).
Explorando las raíces de esta técnica, nos remontamos al antiguo Egipto en el 1600 antes de Cristo (a. C.), donde un papiro reveló las primeras nociones sobre la importancia de la alineación ósea posfractura para prevenir futuras deformidades(2). Avanzando en el tiempo, entre los siglos V a. C. y II después de Cristo (d. C.), romanos y griegos empleaban el hippocratic scamnum como dispositivo de tracción, facilitando la alineación y curación de las fracturas(3).
En un pasado ya no tan lejano, en 1835, John Rhea Barton realizó la primera osteotomía alrededor de la rodilla, abriendo un nuevo capítulo en la historia de la cirugía ortopédica(4). Sir William Macewen, en 1880, publicó el primer libro dedicado íntegramente a la osteotomía, resaltando la importancia del material específico y presentando instrumentos que perduran hasta hoy(5). La historia nos recuerda que los osteótomos “específicos” no son una novedad.
A pesar de gozar de años de esplendor durante buena parte del siglo XX, los años setenta marcaron el comienzo de la “gran recesión” para las osteotomías, desencadenada por indicaciones variables, disparidad en las técnicas quirúrgicas y, como consecuencia, también en los resultados(6). Por aquellos años, las artroplastias de rodilla vivían su momento de auge, sin embargo, Coventry afirmaba: “La osteotomía seguiría siendo la indicación ideal en casos de artrosis unicompartimental sintomática, en pacientes jóvenes”(7).
Nombres como Gariepy, el mismo Coventry, Fujisawa, Miniaci, Hernigou, Paley y Noyes, entre otros, guiaron la implementación de la planificación quirúrgica y el diseño de implantes específicos, evolucionando desde la osteotomía de cierre tibial “clásica” a la de apertura proximal. Localmente, un grupo destacado de cirujanos ortopédicos ha mantenido viva esta técnica durante décadas, fortaleciendo el vínculo español con la historia de las osteotomías de rodilla(8,9,10).
Los últimos años han sido testigos de una renovada atención y avances en la práctica de las osteotomías. El binomio innovación y buenos resultados han ido de la mano. La técnica se ha vuelto más segura, fiable y reproducible(11). La tendencia hacia la individualización de la indicación hace ya añorar el punto de Fujisawa como gold standard y el surgimiento de las “nuevas tecnologías”, herramientas de planificación más sofisticadas y las placas individualizadas, nos insta a explorar nuevos límites(12). Sin embargo, la ciencia seguirá siendo nuestra guía para determinar los límites prudentes.
Por todo lo anterior, la recepción de artículos centrados en este tema es especialmente gratificante para la REACA. A los potenciales autores, independientemente de su experiencia, los invitamos a contar con la REACA y su Escuela de Autores para compartir sus inquietudes científicas. Les aseguramos un trato riguroso y cercano en este apasionante viaje hacia el mundo de la investigación.
¡Que tengan un excelente viaje y disfruten de este nuevo número de nuestra revista!
Cordialmente,
Juan Ignacio Erquicia
Editor asociado de REACA
Fundación Universitaria Althaia. Manresa
iMove. Clínica Mi Tres Torres. Barcelona