La labor de un médico tiene tres vertientes que en cada uno de nosotros se reparten de forma desigual: la asistencia a los enfermos, la labor docente y la investigación.
En nuestro quehacer diario dedicamos la mayor parte de nuestras energías y nuestro tiempo al tratamiento de los enfermos. Quizás también cumplamos con el aspecto docente con nuestros residentes o en las numerosas ocasiones que se nos presentan de participar en cursos y congresos. Sin embargo, la investigación exige un esfuerzo suplementario que generalmente rechazamos, agobiados por el trabajo cotidiano.
Desde mi punto de vista, no todas las personas tienen las mismas cualidades para dedicarse a la investigación, y sólo son algunos los que tienen esa "chispa" de genialidad que ante un problema les permite discernirlo, definirlo y plantear el experimento necesario para entenderlo. Esta virtud mal definida es la que suele denominarse ingenio, curiosidad científica, imaginación, etc. Además de esta cualidad que podríamos llamar intrínseca, hay una serie de requisitos que son necesarios para desarrollar la labor investigadora, como son la motivación para embarcarse en una tarea difícil y a veces exigente, la creatividad para buscar soluciones nuevas a problemas, la honestidad en la interpretación de los resultados y, sobre todo, la dedicación que requiere disponer de tiempo y tranquilidad suficiente para poder investigar. Este último requisito hace que los grandes investigadores eviten compaginar su tarea con labores asistenciales, al tiempo que tienen resueltas todas sus necesidades materiales.
Sin embargo, la investigación clínica puede desarrollarse a niveles mucho más accesibles en nuestro entorno. La Cirugía Artroscópica es una disciplina en la que las técnicas quirúrgicas tienen todo el protagonismo, y lo habitual es que los trabajos experimentales tengan como objetivo la efectividad de estas técnicas en lugar de la mejora del estado de salud y el bienestar del paciente. La investigación clínica se realiza en torno al enfermo y tiene la ventaja de originar pocos gastos, permitiéndonos dar respuesta a numerosos interrogantes sobre la validez o la eficacia de distintas técnicas quirúrgicas y, lo que es más importante, su repercusión sobre el nivel de bienestar del paciente. Si nos comparamos con otras áreas de la cirugía, la Artroscopia, por su juventud y su rápida evolución, se presta a este tipo de investigación, apareciendo constantemente artículos en todas las revistas que presentan mejoras quirúrgicas y van renovando nuestro arsenal terapéutico. Una muestra la encontrarán en las páginas siguientes de Cuadernos de Artroscopia.
En el Diccionario de la Lengua se explica que investigar es "hacer diligencias para descubrir una cosa" y, por tanto, sirve para ampliar nuestros conocimientos. Desde aquí, quiero animar a todos los cirujanos artroscopistas a que investiguen en este campo, publiquen sus resultados por modestos que parezcan en nuestra revista y contribuyan así al aumento de conocimientos y el avance de la Cirugía Artroscópica.
Prof. Javier Vaquero Martín
Director de la revista Cuadernos de Artroscopia