Si la formación continuada en el terreno científico y tecnológico constituye una exigencia de la sociedad y una actitud de responsabilidad personal para cualquier médico, en un campo tan cambiante como el de la Artroscopia, la actualización de conocimientos se convierte en una necesidad ineludible.
Este deseo de dar a nuestros pacientes la mejor atención posible no deriva de una exigencia legal, sino de una obligación moral que el propio médico se impone. Así, a pesar de que el número de denuncias que cada año se producen contra los médicos por mala práctica aumenta como la espuma, la Administración destina escasos fondos para la formación de sus médicos, y el principal motor de esta voluntad de perfeccionamiento emana del propio ejercicio de la medicina y de su tradición plasmada en el Juramento Hipocrático. Dicho en otras palabras, la motivación principal que impulsa al médico a seguir formándose no es el miedo a las reclamaciones por mala práctica -en muchas ocasiones puede superarse gracias a un buen nivel de competencia-, sino el deseo de superación y de no quedarse descolgado de los conocimientos que adquieren sus colegas.
En Europa, las sociedades científicas, empujadas en los últimos años por el in· tercambio de especialistas entre los distintos países, se han puesto manos a la obra y así la Unión Europea de Médicos Especialistas ha dictado en 1994 una declaración sobre formación médica continuada (FMC) que garantice un control de calidad de los médicos. La propia Sociedad Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología ha puesto en marcha la concesión de Créditos SECOT de Formación Continuada, adelantándose a posibles legislaciones que pudieran aparecer en un futuro (revalidaciones, certificaciones… ). Sin embargo, la formación de un cirujano artroscopista ha de ser eminentemente práctica, y los créditos concedidos por asistir a reuniones deben complementarse con una formación técnica.
La Asociación Española de Artroscopia ha asumido la iniciativa de colaborar en esta formación, abriendo un camino para la mejora continua de la práctica artroscópica, como nos recuerda mensualmente la revista Arthroscopy en sus primeras páginas. Para ello, a los cursos básicos que venía organizando o auspiciando, ha añadido la posibilidad de realizar una formación práctica en un hospital junto a un cirujano artroscopista experimentado, mediante un sistema de ofertas cuyos detalles expone el Dr. Arriaza en la sección de Noticias. Las visitas a estos especialistas se facilitan, se regulan y se centralizan de fonna similar a la que se introdujo en 1992 con la creación del Intemational Center for Orthopaedic Education (ICOE).
Sólo nos queda solicitar la colaboración de todos vosotros para llevar este proyecto a buen puerto y que nuestra Asociación siga abriendo nuevos caminos.
Dr. Javier Vaquero
Redactor Jefe de la revista Cuadernos de Artroscopia